domingo, 3 de abril de 2016

Un unicornio mágico 1.Concurso de Cuentos.

Érase una vez un adorable gatito llamado Gaspar. Hacía cinco años que Gaspar estaba viviendo con su familia y a Gaspar le gustaba mucho su vida. Pero últimamente algo le importunaba mucho: su hierba de gato tenía mal gusto. A Gaspar, que siempre había vivido en el lujo, no le encantó en absoluto esta situación y empezó a buscar el problema que tenía su comida.
Primero, Gaspar intentó comunicar con su familia,pero los humanos son seres demasiado complicados para un gato como Gaspar y sus humanos no entendieron por qué estaba maullando casi toto el tiempo durante una semana entera.
Gaspar no conocía otro gato, pero estaba desesperado por su situación y por eso Gaspar intentó ver a otros gatos. Por primera vez en su vida, Gaspar, el gatito adorable y precioso, salió de su casa.
Gaspar no estaba acostumbrado a la vida normal, siempre vivió una vida lujosa, entonces cuando descubrió el mundo exterior estaba aterrorizado. La calle era totalmente diferente de lo que había conocido: todo era gris, mientras su casa estaba muy coloreada; había otros animales y Gaspar no sabía que existían tantas otras especies; los humanos no le prestaban atención, mientras que los humanos de nuestro gato siempre estaban fascinados por su gato, pero sobre todo, la calle estaba llena de polución y a Gaspar realmente no le gustaba eso: odiaba el desorden y en general todo lo que estaba sucio. Había pequeñas rejas en el suelo a través de las que Gaspar podría ver un río de agua verdosa; había plástico a cada metro sobre la acera que volaba al ritmo del viento y todas esas cosas angustian a nuestro protagonista. Aunque todo eso le repugnaba, continuó su camino por su barrio y tres casas más tarde, Gaspar encontró a otro gato, mucho más viejo que él y que parecía que jamás se había duchado.
-¿Qué te trae aquí, gatigo?
- Quiero saber por qué mi comida ha cambiado radicalmente de gusto, dijo Gaspar.
-¿Cómo te llamas? siguió el anciano.
-Me llamo Gaspar, le respondió el gato.
-De acuerdo- yo me llamo Bryan; escucha, pequeño Gaspar, hace años que vivo en esta calle, y jamás te vi aquí, pero acepto ayudarte. Tráeme tu comida, y te diré qué ha cambiado.
Gaspar aceptó, volvió a su casa, y al día siguiente volvió a ver al viejo Bryan y trajo su hierba de gato. Bryan la miró, la olió y finalmente la comió y llegó a la conclusión siguiente:
-Gaspar, tu hierba no ha cambiado, es nuestro mundo el que ha cambiado. Tu hierba siente la polución, siente cómo los productos químicos que los humanos ponen en esa basura, no es hierba natural, explicó Bryan, mostrando una basura en la calle.
-¿Pero por qué? ¿Qué cambió?, preguntó Gaspar.
-Los hombres, Gaspar, los hombres. Ahora nuestro mundo no es nada más que polución, respondió el viejo gato.
-Pero ¿Qué voy a hacer sin mi buena hierba natural?¡No puedo vivir sin ella!
-No sé, pero debes aceptarlo, gatito. El mundo va peor cada día.
Y nuetro gatito dejó a su nuevo amigo y volvió a su casa. Esta noche Gaspar no pudo dormir y se quedó pensando hasta la mañana. Con su pequeño cerebro de gatito,Gaspar imaginó muchos planes para encontrar una solución a su problema.Recordaba su angustia cuando salió de su casa por primera vez y le parecía increíble que el mundo estuviera tan contaminado. Para resolver sus problemas Gaspar elaboró una estrategia con un solo objetivo: dominar el mundo y erradicar toda forma de poluición sobre el planeta para finalmente poder comer hierba sin ese mal gusto. Para eso Gaspar debía reclutar un montón de gatos. Primero Gaspar volvió a ver a su amigo Bryan, pero Bryan no aceptó.
-Gaspar, gatito. ¿No piensas que ahora estoy demasiado viejo para esas cosas? Deberías ir a ver a tus vecinos, son más jóvenes que yo.
Y Gaspar se fue a ver a estos gatos.
-¡Hola! Me llamo Gaspar, soy vuestro vecino y me gustaría que dominéis el mundo conmigo, empezó el gatito.
-¿Qué dice? dijo el primer gato al segundo.
-No sé- respondió el segundo- Juan, ¿qué dice?
-No es interesante, susurró el tercero a sus hermanos. Jjosé, Enrique, nos vamos.
José, Enrique y Juan se fueron. Gaspar intentó insistir, pero los tres gatos ya no podían oirle.
Gaspar corrió hasta los tres gatos y les dijo que era para proteger el mundo, que era importante para tener buena comida. Pero no funcionó y Gaspar se sisntió muy solo. 
Después de este día agotador, Gaspar quedó en su casa durante un mes entero. No sabía qué pensar, no sabía qué hacer: nadie quería entrar en su ejército y nadie le tomaba en serio. Gaspar estaba muy triste y durante ese mes estaba casi deprimido, pero un día pasó algo importante: uno de sus humanos era en realidad astronauta y la semana siguiente se iba a la luna. A partir de este momento, Gaspar empezó a realizar su plan B: inventar una sustancia y repartirlo sobre toda la tierra con un cohete.
Gaspar trabajó día y noche sin pausa, estudió todos los elementos que componen todas los casas contaminantes del planeta y en solo tres días nuestro gatito se convirtió en un genio de la química. El pequeño Gaspar pudo así fabricar litros y litros de esta solución y puso todo eso en bidones que escondió al fondo del jardín. Cuando el día D llegó, Gaspar tuvo que actuar muy rápidamente y cambiar toda la gasolina del segundo depósito del cohete en su solución química. Pudo admirar el resultado: el cohete salió de la atmósfera, pero no pudo ir más lejos: después vació su segundo depósito y todo el planeta estaba descontaminado. Gaspar, el adorable gatito de lujo, había preservado la tierra de todo tipo de polución y había protegido el medio  ambiente, aunque era solamente para su hierba de gatos.
Gaspar es ahora reconocido internacionalmente, ayuda a los mejores científicos del mundo en un mundo limpio y puede vivir una vida más lujosa que todos los gatos de este planeta.
Pero he olvidado lo más importante: ahora la hierba de gatos de Gaspar no tiene mal gusto.
Lina Kaddouri 300

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